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SAN CORRADO CONFALONIERI, EREMITA FRANCISCANO

 SAN CORRADO CONFALONIERI, EREMITA FRANCISCANO



Nació en 1290 en una familia noble de Piacenza, amante de la vida de corte, se convirtió en terciario franciscano después de una jornada de caza que causó un grave incendio. Él y su esposa donaron todos sus bienes a los pobres. Vivió como un ermitaño y asistió a los enfermos. Murió en Noto en 1351.

Nació en Piacenza (Italia) hacia el año 1290, de familia noble. Fue amante de la vida mundana y de la caza. En una cacería ordenó a sus criados que prendieran fuego al matorral donde se habían escondido unas piezas. El fuego se extendió y arrasó campos y casas. Conrado volvió a la ciudad sin que nadie lo viera.


Acusado del incendio un hombre pobre, fue condenado a muerte. Esto hizo reflexionar a Conrado, que se declaró culpable y tuvo que satisfacer con sus bienes los daños causados.


Él y su mujer quedaron en la miseria, pero vieron en ello la mano de Dios y decidieron consagrarse al Señor. Ella entró en las clarisas y él optó por la vida de ermitaño.


Vistió el hábito de la Tercera Orden de San Francisco. Peregrinó por Roma y Malta, llegó a Sicilia y se estableció en Noto.


Atendió a los enfermos del Hospital hasta que, para huir de sus devotos, se retiró en un eremitorio cercano. Allí murió el 19 de febrero de 1351.


Suele considerarse a Conrado Confalonieri como san Conrado de Piacenza -incluso en la liturgia de la Orden franciscana a la que perteneció como terciario-, aunque no consta que fuera canonizado.


Hay constancia histórica de que el papa León X, el 12 de julio de 1515, mandó que se recogieran todos los testimonios de curaciones atribuidas a la intercesión del siervo de Dios, especialmente curaciones de hernia, y decidió confirmar el culto que desde 1425 se le tributaba en Siracusa como beato no canonizado.


En cuanto a los datos biográficos, se cuenta con la Vida del Beato Conrado, de autor desconocido, escrita en latín entre los siglos XIV y XV.


A mediados del siglo XVIII se erigió en su honor una iglesia en Pizzoni, en el mismo lugar donde estaba el eremitorio donde vivió y murió.


Fue el punto culminante de una serie de reconocimientos pontificios de las cualidades sobrenaturales de san Conrado. En 1485 ya se habían registrado cuarenta y dos milagros realizados por su intercesión, más de la mitad curaciones de hernias.


La Orden franciscana venera a este ilustre miembro seglar de su familia y celebra su memoria el 19 de febrero, desde que Urbano VIII, por decreto del 12 de septiembre de 1625, concedió a la Orden celebrar misa y oficio del santo eremita.


La iconografía suele representar a Conrado vestido de ermitaño y descalzo. Como atributos tiene un ciervo, un perro, los pajarillos que lo rodeaban en su retiro y las llamas de un incendio. También con un báculo y un rosario.


Oración


Tú, Señor, que concediste a san Conrado Confalonieri de Piacenza el don de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo, la gracia de que, viviendo fielmente nuestra vocación, tendamos hacia la perfección que nos propones en la persona de tu Hijo, que vive y reina contigo.


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