Ir al contenido principal

SAN JOSÉ DE LEONESSA, SACERDOTE CAPUCHINO

 SAN JOSÉ DE LEONESSA, SACERDOTE CAPUCHINO



Nacido en 1556, se dirige a Constantinopla en donde ayuda a los cristianos prisioneros de los turcos. Quiere anunciar el Evangelio al sultán: es arrestado, torturado y desterrado. En Italia, predica la Buena Noticia a los pobres, enfermos, encarcelados, viajando a pie. Muere en Amatrice en 1612.

Hoy es San José de Leonisa

Estos son los datos básicos de la biografía de nuestro santo: Eufranio Desideri, que ese es su nombre de bautismo, nació en Leonisa (Rieti) el 8 de enero de 1556. El 3 de enero de 1572 ingresó en el noviciado de los Hermanos Menores Capuchinos en Asís, a pesar de la oposición de sus familiares que intentaron arrancarle del convento por la fuerza y se vieron vencidos por su decisión, su palabra y su actitud. Un año más tarde, 1573, emite la primera profesión, siendo ordenado sacerdote el 24 de septiembre de 1580. Recibe el título de predicador en 1581 y en 1587 es enviado como misionero a Constantinopla, donde sufrió el martirio del “gancho” (el reo era condenado a ser suspendido de un poste clavado de una mano y un pie hasta morir de hambre y de dolor). Liberado milagrosamente, regresó a Italia y consumió su vida en la predicación por el territorio de los Abruzos y la Umbría. Después de una larga enfermedad, falleció en el convento de Amtrice l 4 de febrero de 1612. Fue beatificado por Clemente XII (1737) y canonizado por Benedicto XIV (1748). Pío XII lo proclamó patrón de las misiones de Turquía (1952).


San José de Leonisa

Son los datos escuetos de una vida. Pero ¿qué se esconde detrás de ellos? Las siguientes palabras de un biógrafo resumen lo que encierran esas fechas: “Poco antes de ser ordenado sacerdote, en 1580, escribió en Perusa de su puño y letra, en latín, una oración programática en la que se encuentra ya todo el futuro santo: el amor de Dios y del prójimo que le hace anhelar el martirio, la sumisión humilde a la santa madre Iglesia, la confianza filial en la Virgen María, y la devoción singular al ángel de la guarda, a los santos ángeles y al Seráfico Padre san Francisco. Treinta y dos años más tarde, poco antes de morir, escribió tres largas cartas para reafirmar su fidelidad a la enseñanza de la Iglesia, porque “solo esta doctrina le garantizaba la seguridad de salvarse en la verdadera fe”. En esta fe de la Iglesia él practicó y vivió con decisión la opción fundamental del Evangelio de Jesús: “Evangelizar a los pobres”. Este es el trasfondo real e ideal en el que se coloca toda su biografía”. Síntesis de una vida en la que quedan señalados los fundamentos que la sostienen y las manifestaciones de la misma enseñando todo lo que encierra su corazón. Destaquemos tres aspectos de su biografía:

 

El secreto de este éxito, si se une al carácter indómito del personaje, hay que atribuirlo sobre todo a su íntima unión con Dios, cultivada en su espíritu con una vida de oración incesante. Es la “fuente de energía” en la que bebe lo que transmite a los demás. Era fiel a lo que aconsejaban las Constituciones a los predicadores: “Para que predicado a otros no se pierdan ellos, dejen de cuando en cuando el bullicio de los pueblos y vuélvanse a la soledad, donde con nuestro dulcísimo Salvador suban al monte de la santa oración y contemplación y en él estén hasta que, llenos de Dios, el ímpetu del espíritu Santo los mueva a derramar sobre el mundo la gracia divina”. 

 

De esa fuente de energía manaba lo que transmitía a los demás en la predicación. José de Leonisa fue, antes que nada, un predicador, un anunciador de la buena noticia, dedicándose especialmente a los sencillos, a los más necesitados de recibir el mensaje. Se le puede aplicar perfectamente lo que escribía Pablo VI: “Sensible a su deber de predicar la salvación a todos, sabiendo que el mensaje evangélico no está reservado a un pequeño grupo de iniciados, sino que está destinado a todos, la Iglesia hace suya la angustia de Cristo ante las multitudes errantes y abandonadas como ovejas sin pastor y repite con frecuencia su palabra: ‘Tengo compasión de la muchedumbre’” (EN 57). Esta dedicación le empujó a ofrecerse al Ministro General para ser enviado a la misión de Constantinopla donde se dedicó con gran entusiasmo a la atención de los cristianos prisioneros y esclavos y donde intentó convertir al mismo sultán, lo que le valió ser condenado, como hemos señalado, al suplicio “del gancho”.

 

El tercer aspecto destacable en su vida es su amor y dedicación los pobres, a los más necesitados por los que sentía una especial predilección. Son numerosos los casos que los biógrafos destacan de este aspecto de su vida. Solamente recordamos uno: Un día encuentra a un pobre mendigo, viejo y moribundo, tirado al borde del camino; lo carga a sus espaldas y, atravesando la ciudad, lo llevó hasta el convento donde cuidó de él con exquisita delicadeza. Conocía muy bien lo que había escrito san Juan: “Si alguno dice: ‘Amo a Dios’ y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve” (1Jn 4,20).

 

Más allá del espacio y del tiempo, san José de Leonisa no invita a hacer realidad lo que escribe el papa Francisco: “La primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido, esa experiencia de ser salvados por Él que nos mueve a amarlo más. Pero ¿qué amor es ese que no siente la necesidad de hablar del ser amado, de mostrarlo, de hacerlo conocer?” (EG 264).

 

Jesús González Castañón


Comentarios

Entradas populares de este blog

SANTA ÁGATA, VIRGEN Y MÁRTIR DE CATANIA

  SANTA ÁGATA, VIRGEN Y MÁRTIR DE CATANIA 05 febrero La historia de Santa Águeda constituye uno de los más hermosos testimonios de fe del siglo III. La Iglesia celebra su Memoria el 5 de febrero, día en el que murió mártir en Catania (Italia). La impávida joven siciliana, sometida a horribles torturas, demostró una valiente fidelidad a Cristo. En la Sicilia del siglo III, la historia de Santa Águeda se desarrolla entre Catania y Palermo, las dos ciudades que se disputan el ser el lugar del nacimiento de la mártir. Leyendo su “Passio”, se puede afirmar que nació en el año 235 en las laderas del Etna, de una familia rica y noble. Era aún una adolescente cuando manifestó su voluntad de consagrarse a Dios y recibió de su obispo el “flammeum”, un velo rojo que llevaban las vírgenes consagradas. La tradición la describe también como una diaconisa dedicada al servicio de la comunidad cristiana. En el año 250, el edicto del emperador Decio contra los cristianos desencadenó una dura persecu...

SANTA SOTERA, VIRGEN Y MÁRTIR EN LA VIA APPIA

  SANTA SOTERA, VIRGEN Y MÁRTIR EN LA VIA APPIA Joven, de familia noble pero de espíritu humilde, dedicada a obras de caridad, es arrestada en el 304 durante las persecuciones desencadenadas por Diocleciano. Abofeteada por los torturadores, muestra con valentía el rostro que es golpeado ferozmente. Negándose a rechazar la fe, es decapitada.   SOTERA Del griego swthr (sotér), que significa salvador, libertador y de swthria (sotería), que significa salvación y también salud, nace el apelativo Soter de Júpiter, que pasaría a convertirse en nombre propio en su doble forma masculina y femenina, y que se corresponde exactamente con el nombre de origen latino Salvador, que también cuenta con el femenino Salvadora. Santa Sotera nació en Roma. A juzgar por su nombre, que no es latino, sus padres eran libertos o hijos de libertos griegos, muy estimados como preceptores y pedagogos de las grandes familias. Vino al mundo Sotera a finales del siglo III, por lo que le tocó vivir una de...

SAN ALEJANDRO, OBISPO DE JERUSALÉN Y MÁRTIR

  SAN ALEJANDRO, OBISPO DE JERUSALÉN Y MÁRTIR Originario de Capadocia, Alejandro fue obispo de la Ciudad Santa de Jerusalén, de la cual tomó el cuidado pastoral fundando una biblioteca y una escuela. Cuando recomenzó la persecución contra los cristianos bajo el emperador Decio, fue encarcelado y murió en 250, a causa de inauditas privaciones.  De una familia pagana, Alejandro recibió una esmerada educación cultural. Se convirtió al cristianismo después de haber entrado en contacto con varios movimientos religiosos y filosóficos de la época. De Capadocia se trasladó a Alejandría, Egipto, donde florecía la escuela Didaskaleion, dirigida por Panteno el Siculo y luego por Clemente alejandrino. Llegó a Jerusalén en 212 como coadjutor del obispo, al que sucedió. El "caso" Orígenes Alejandro gobierna en Jerusalén como un pastor atento sobre todo a las necesidades culturales de sus ovejas: en la Ciudad Santa fundó una biblioteca y una escuela siguiendo el modelo de Alejandría. Durant...